VERONA Y PADUA

Verona, mucho más que Romeo y Giulietta

Aunque seguramente la casa de Giulietta sea el monumento más visitado de Verona, lo cierto es que, la ciudad bañada por el Adige mantiene el atractivo por sus animadas plazas, sus numerosas iglesias, palacios con sus altas torres y, como no, por la Arena de Verona. El centro histórico está declarado Patrimonio de la Humanidad.

La obra de Shakespeare se ha mantenido en el tiempo y ha dejado en el aire la historia de un amor incomprendido. Cientos de jóvenes y no tanto, acuden a la casa de Julieta para hacerse una foto junto a la estatua. Visitar la casa ya es sólo tarea de unos pocos. Curiosamente, las paredes del pasadizo por el que se accede al patio, a pesar de las numerosas prohibiciones en todos los idiomas, está repleto de mensajes. Amor eterno o más bien insensatez. No hay un solo rincón que se libre de estos actos de incivismo. Visitar la casa tiene como máximo atractivo la foto en el balcón. Lo demás, una vivienda de buena familia, los Cappelletti, con postales antiguas, recuerdos, pinturas, la cama que se utilizó para el film Romeo e Giulietta de Franco Zeffirelli (1968) y un buzón donde depositar las cartas para la protagonista de la historia.

Pero como hemos dicho al principio Verona es mucho más que esta historia. Tres plazas enlazan el casco antiguo: La Piazza Brà, donde se encuentra la Arena; la Piazza delle Erbe, antiguo foro romano, con el Palacio Maffei convertido en un interesante museo; y la Piazza dei Signori presidida por la estatua de Dante y centro del poder durante la Edad Media. En medio de estas dos últimas, el Palacio della Ragione que aloja la Galería de Arte Moderno, con la Torre dei Lamberti desde la que se obtiene una fantástica panorámica de la ciudad desde los 84 metros de altura.

La histórica ciudad de Verona, fundada en el siglo I a.C., experimentó períodos de expansión en los siglos XIII y XIV bajo el dominio de la familia Scaligeri y del siglo XV al XVII bajo la República de Venecia. Verona ha conservado un número notable de monumentos antiguos, de la Edad Media y del Renacimiento. Es una ciudad de cultura y arte, cuyo centro histórico está declarado Patrimonio de la Humanidad.

El río Adige rodea Verona describiendo una especie de meandro. Dos fastuosos templos se encuentran en el extremo de norte de esta especie de península: la Catedral y la Basílica de Santa Anastasia. La catedral consagrada a la Virgen María forma parte de un extraordinario complejo que incluye el templo de Santa Elena levantado sobre lo que fuera la primera basílica paleocristiana y el baptisterio de San Giovanni in Fonte, con una formidable pila bautismal octogonal en el centro. Obras que van desde el siglo VIII hasta nuestros días y que vale la pena visitar detenidamente. La Basílica de Santa Anastasia es la representación genuina del estilo gótico italiano y es el mayor templo de Verona. El suelo está recubierto de mosaicos de colores blanco, negro y rojo; los dos primeros recuerdan los hábitos de los dominicos y el tercero la sangre de Cristo. Encima de la capilla Pellegrini está decorada con un famoso fresco de Pisanello "San Jorge y la Princesa". Por la altura, debido a la dificultad de observarlo, en una pantalla se reproducen las pinturas con detalle y comentarios en todos los idiomas (también en español). Muy interesante.

La catedral y la basílica de Santa Anastasia son los templos más importantes situados en el centro de Verona. A la izquierda interior de Santa Anastasia y a la derecha Baptisterio de San Giovanni in Fonte (s.XII) en la catedral. Abajo fachada y campanario de la catedral.

En un recodo del río, en el extremo oeste del casco antiguo, un castillo con su puente medieval defendía esta entrada de la ciudad. Castelvecchio acoge un museo de imaginería y pintura religiosa, armas antiguas, orfebrería, pero puede que la más interesante sea pasear por las almenas, el paso de ronda y buscar los ángulos más fotogénicos del recinto.

Siguiendo el río por el arbolado Paseo de San Zeno llegaremos a la basílica que lleva el nombre del santo. San Zeno, patrón de Verona, tiene una de las iglesias románicas más bellas de Italia. De origen africano fue el octavo obispo de la ciudad entre los años 362 y 380 aproximadamente. Debido al culto a las reliquias del santo fueron necesarias sucesivas ampliaciones hasta llegar, en los siglos XI-XIII al templo actual. Destaca el pórtico flanqueado por bajorrelieves con Historias de la Creación y del Nuevo Testamento y una puerta con 48 paneles de bronce (solo visible desde el interior), la cripta poblada de columnas con magníficos capiteles que alberga los restos del santo, el altar barroco, el claustro del siglo XIV, el campanario del siglo XII separado del templo. En el interior del templo una curiosidad: la pila bautismal es una amplia copa de mármol rojizo procedente de un edificio termal de época romana. Según la leyenda, fue transportada hasta aquí por el diablo, por orden de San Zeno.

Y para ver todas estas obras de arte aunque sea a vista de pájaro, nada mejor que acudir al atardecer hasta el castillo de San Pedro. Cruzando el Puente de Piedra sobre el Adige que los romanos construyeron en el siglo I, a pie por una amplia escalinata o por el pequeño funicular histórico, subiremos hasta los jardines que rodean el castillo, Des de las terrazas, con un spritz o una copa de vino en la mano, esperar que el astro rey nos brinde una de sus mejores versiones acompañadas por la música de algún interprete anónimo.

Padua, ciudad de la cultura y las artes

Si desde Verona llegamos a Padua en tren, por el Corso del Popolo nos dirigiremos hacia el casco histórico. Cruzado el canal nos encontraremos con el Giardini dell'Arena, uno de los espacios verdes de la ciudad cuya entrada está presidida por la estatua de Giuseppe Garibaldi. Cerca de allí, la fantástica señalización que nos permitirá recorrer esta urbe ilustrada, nos señala uno de los monumentos más importantes, imprescindible en nuestra visita a Padua. Se trata de la Capilla de los Scrovegni donde Giotto, entre los años 1303 y 1305 decoró techos y paredes con temáticas dedicadas a la Virgen, la vida de Cristo y el Juicio Universal. Sorprende la realización de las sombras, luces, colores, la plasticidad de las formes y los efectos casi tridimensionales que imprimió Giotto, el gran pintor medieval precursor del Renacimiento. Estas pinturas son uno de los principales motivos de la inclusión de los frescos de Padua en la lista de Patrimonio de la Humanidad.

Avanzamos un poco más y llegamos a la Piazza Garibaldi; unos cuantos pasos más y nos encontramos frente al ayuntamiento que ocupa un bello palacio renacentista. Antes pero, en una esquina nos aparece un edificio con columnas flanqueado por dos leones con un estilo entre egipcio y masónico. Es el Café Pedrochi, lugar elegante, famoso por su café entre otras exquisiteces.

Frente al ayuntamiento otro edificio emblemático. Se trata de la Universidad de Padua, una de las más antiguas de Europa ya que se fundó en 1222 y desde finales del siglo XV tiene su sede en el Palazzo Bo. Aquí, entre otros próceres, impartió clases Galileo Galilei. Curioso el Teatro Anatómico construido en madera el año 1594, donde se impartían las clases de anatomía del cuerpo humano. Está formado por un cono invertido con seis pisos y era todo un espectáculo para la época aunque la iluminación fuera por medio de velas. La visita guiada nos permite acceder, no sólo hasta el Aula Magna, sino hasta la mesa donde se incidía sobre el cuerpo humano, el cual era observado por alumnos y público en general. Dudo que a partir del segundo piso se pudiera percibir alguna cosa, pero los documentos de la época testimonian que había verdaderas colas cada vez que se anunciaba alguna sesión.

Detrás del ayuntamiento se abren dos plazas donde cada mañana se percibe la vida de la ciudad. Se trata de la Piazza della Frutta y la Piazza delle Erbe separadas por el Palazzio della Ragione, otro de los edificios que vale la pena visitar. Debajo de él se encuentra el mercado, lugar para tomar un tentempié y comprar alguno de los apreciados quesos italianos. Recomendamos el Saporito de la DOP Asiago Larici. En la Bottega Veneta nos los envasan al vacío.

De aquí podemos ir a la contigua Piazza dei Signori con la Torre dell'Orlogio en el Palacio del Capitanio. Un monumental reloj inaugurado en 1437, no sólo señala las horas si no también los días, meses i los signos del zodíaco. De plaza a plaza por la izquierda llegaremos a la del Duomo. La catedral, con su fachada inacabada, tiene su tesoro en el baptisterio decorado con magníficos frescos del siglo XIV.

Ahora debemos desplazarnos hacia el sur de la ciudad para lo cual podemos hacerlo atravesando el barrio judío con sus angostas y porticadas calles, y sus plazas coquetas. La Via Roma nos llevará hasta el Prato della Valle, una de las plazas más grandes de Europa. Inicialmente en este lugar había un teatro romano, en la Edad Media se convirtió en una ciénaga y en el siglo XVIII se saneó y se transformó en la gran plaza monumental que sigue siendo hoy en día. Una gran isla verde elíptica cortada por cuatro caminos que acaban en puentes sobre el canal artificial que la rodea, decorado con 78 estatuas de hombres ilustres nacidos o ligados a Padua y con una superficie de 90.000 m². A un lado de Prato della Valle está la basílica de Santa Giustina, con sus ocho grandes cúpulas, restos del edificio original del siglo V, frescos renacentistas, el retablo del martirio de Santa Justina de Veronese, el gran pintor del siglo XVI.

Y para terminar nuestro recorrido por Padua tenemos dos lugares imprescindibles: el Jardín Botánico y la basílica dedicada a San Antonio. El Giardino della biodiversità di Padova, es el jardín botánico más antiguo del mundo. Se creó en 1545 como "Orto dei Semplici", un jardín de plantas medicinales propiedad de la facultad de medicina de la Universidad de Padua. Está declarado Patrimonio de la Humanidad. El de san Antonio es un templo monumental de estilo románico-gótico, ocho cúpulas, con tres claustros de distintas épocas y frescos del siglo XIV de Tiziano, de Giusto de Menabuoi, de Altichiero da Zevio, entre otros. Una verdadera maravilla que no hace más que afirmar el porque a Padua la llamen la "ciudad de los frescos".

Lago de Garda, un mar interior entre montañas

Desde Verona nos podemos acercar a Peschiera del Garda en menos de media hora de viaje en tren, y desde allí, con el ferry hacer un corto o largo recorrido por este verdadero mar interior rodeado por las montañas de las estribaciones de los Alpes.

Peschiera del Garda es una bonita población de veraneo que aún conserva la muralla que la defendía. Y de todas las poblaciones que asoman a su orilla, Sirmione es la que se lleva los mayores elogios. Se encuentra muy cerca de Peschiera del Garda pero allí no tiene parada el tren, aunque si los servicios de autobús si no queremos coger el ferry.

Con un casco antiguo amurallado y que penetra en el Lago di Garda a modo de península, son numerosos sus atractivos. No en vano conquistó en su día a escritores de la talla de Stendhal, Lawrence y Goethe o la soprano María Callas que acudía aquí a relajarse.

El Castello Scaligero, es un raro ejemplo de fortificación del puerto; en su interior se pueden visitar varias estancias. Desde allí, por un paseo peatonal se puede recorrer la orilla de la península, bañarse en sus pequeñas playas o admirar los lujosos hoteles cuyas terrazas se asoman al agua, algunos de los cuales ofrecen tratamientos termales.

Para un corto recorrido en ferry, Bardolino y Garda son las poblaciones que ofrecen mayor atractivo con largos paseos junto al lago donde se asoman las terrazas de los bares y cascos antiguos repletos de tiendas de recuerdos y agradables restaurantes.